En España, entre enero y octubre del año pasado murieron 75 mujeres a manos de sus maridos y se produjeron más de 20.000 denuncias por malos tratos, según informes del Instituto de la Mujer, procedentes de la Guardia Civil y de la policía. Se estima que sólo el 10% de los abusos llega a denunciarse. Hace poco que se investiga la violencia doméstica, pero los estudios ya han demostrado que es la principal causa de daño a la mujer y cada vez figura más como la responsable de enfermedades crónicas físicas y mentales.

También existen hombres maltratados, tanto heterosexuales como homosexuales, y relaciones entre lesbianas donde hay agresividad, pero no son la norma. Se estima que el 95% de las víctimas de la violencia doméstica es mujer, por eso los autores de los estudios siempre se refieren al agresor como él y a la víctima como ella.

Este grave problema de salud femenina es el más fácil de prevenir porque no depende del avance de la ciencia sino de la situación de la mujer en la familia y en la sociedad. Sin embargo, poco o nada se está haciendo para hacerle frente. La Justicia criminal no ha resuelto el problema y los centros de acogida sólo pueden ofrecer refugio temporal a las víctimas.

En nuestra opinión para erradicar los problemas de malos tratos hay que comenzar para educar a la sociedad en una igualdad entre ambos sexos. Esta educación no debería estar basado únicamente en charlas informativas, sino que debe comenzar en el seno familiar, en las relaciones sociales (amistades...), en los colegios, en el trabajo etc...

Aunque parezca una tarea imposible debido al pensamiento machista fuertemente arraigado en nuestra sociedad (idea de que el hombre es más poderoso y que esta por encima de la mujer, que representa el denominado sexo débil) existe la posibilidad de que en generaciones futuras este problema desaparezca.

La base de este futuro cambio es debido a una progresiva educación en la sociedad, pues poco a poco, la mujer va tomando un papel más relevante en la sociedad, gracias a las nuevas asociaciones que apoyan a la mujer en diversos ámbitos, que van desde el ámbito laboral hasta el intento de dar solución a problemas en el seno familiar. Estas asociaciones promulgan y promueven un movimiento feminista que lucha por conseguir una igualdad en todos los campos.

Prueba de esto son los programas de ayuda a la mujer empresaria, el incremento en la incorporación de la mujer al mundo universitario, la aparición y aumento del porcentaje de mujeres que ostentan cargos públicos y políticos, etc...

Por todo ello, la mujer, que hasta hace unas décadas sólo se ocupaba de las tareas domesticas y del cuidado de su familia, y que por tanto, no gozaba de una economía independiente, en la actualidad ha conseguido dicha independencia, además de una nueva visión social, que radica fundamentalmente en la consecución de los objetivos primordiales de los movimientos feministas, que buscan una mayor autonomía para el sector femenino.